La oportunidad pasa, la incertidumbre pesa y la ilusión se pisa. Parece que ha pasado el
momento, que la magia crecía y en el punto máximo alguien rompió el jarrón.
Frío. Calor. Humo. Una lágrima. Pedazos de oscuridad, de abrazo y de manos decoran
un mudo suelo testigo de muchas faldas. Una mano que acaricia una cintura. Una
mano que busca otra mano. Otro abrazo. Otra mano. Otra cinta que arde ante tus
ojos y quema su punto de vista.
Historias mezcladas entre sábanas y celuloide. La tuya, la
mía y ellos. Toc, toc y fine, todo
termina. Se encienden las luces pero no hay aplausos. Echo de menos cuando aplaudíamos.
Caderas, caras, instantes cristalizados a los ojos de un loco. Y se hace de noche en mi plaza. Más historias y fin. De nuevo termina y no hay
despedida. Buenas noches. Hará frío esta noche. La oportunidad pasa, la incertidumbre
ya no pesa y la ilusión ya no se pisa. Y sueño… y quién sabe… y a quién le
importa realmente. ¿Y si las oportunidades no pasan? Quién no perdió la oportunidad ya nunca podrá perderla. Y el tren desaparece en un un túnel mientras disfrutas de sus caricias y continúas esperando en esa bonita estación.