domingo, 21 de julio de 2013

Lloras

Te raja. Te duele. Te rompe. Te rompes. Y nadie sabe. Nadie entiende. Y arrancas las fotos. Las chinchetas se clavan en todas partes. Quemas los sueños. Y aún así no lo veías. Pasó el tiempo y no lo veías. Y de golpe duele más. Y dejarás de mentir. Confesarás que fue mal. Que todo fue mal. Que tanta tinta para tan poca pluma, que tanto dolor para un triste y simple adiós. Que tú lo inventaste a él y nadie te supo avisar. Que nadie fue valiente y que todos sonreíamos. Que a la que más le importa nadie le pregunta. Y lloran las nubes. Lloran porque aquí siempre llueve.

Y ellos no entenderán porque nunca supieron leer. Porque siempre hubo cosas fuera de su alcance. Fuera de sí. Fuera de todo y tal vez, demasiado adentro. Y el temblor es demasiado fuerte y ya todo da igual. Porque tonto el último y nadie quiere ser el primero.  Porque hay que saber acariciar y conocer y eso, a veces, cuesta. Y a veces el celuloide arde y sólo queda el abrazo y la lágrima.


¿La culpa? Tanta soledad y tantas noches de invierno. Tanto frío y tanta falda. Sólo dolor y ganas de romper. Romper con todo y no romper a nadie. Un laberinto sin gravedad demasiado enredado para encontrar la salida. Y aún así, ellos sonreirán atrapados.
Y tú.
Lloras.