martes, 27 de diciembre de 2011

Un precioso error

Se sentía triste al pensar que no volvería  a permitirle nadar entre sus sábanas. Aquel sabor a Gin-tonic  amargo y tabaco todavía se resbalaba por sus labios cuando pensaba en aquella noche. Todavía podía sentir sus caricias expertas y decididas por todo el cuerpo. Realmente había sentido que volaba al verlo por la mañana. Aquellos ojos grises, como de película en blanco y negro, esa mandíbula marcada y esa media sonrisa como de hombre rasgado hacían que solamente quisiera abrazarlo y acariciarlo, protegerlo de todo, al mismo tiempo que él, con sus brazos, la rodeaba asegurándole un rincón seguro y tranquilo. Nunca antes había tenido aquella sensación, nunca antes había rogado al Sol que tardase un poco más en salir. Ojalá aquella noche hubiera sido infinita. Ojalá todavía le estuviese susurrando al oído aquellas tonterías, banalidades que servían de excusa para acercarse un poco más, para mirarse a los ojos.  Tal vez seguiría allí, tumbada y enredada entre su cama y la suavidad de su piel. Hacía tiempo que había reconocido que perdió la cabeza, que cuando él la besó en aquel bar ella ya no pudo pensar en nada más. Parecía increíble, una de esas cosas con las que ni siquiera se había atrevido a fantasear.  Imposible de olvidar como la llevó de la mano hasta allí. Todavía recuerda haber visto granes planes y sueños salpicar cuando le removía el pelo.
Pero había vuelto a equivocarse. Él, ciego de amor y borracho, buscaba algo que disminuyera el dolor, buscaba una cura eventual para su corazón roto recién fracturado por la caída desde las nubes, pero ella, ella buscaba un abrazo, una caricia, buscaba algo más que una lucha entre sábanas. Por eso se dejó llevar, no preguntó a nadie, ni a ella misma y se dejó doler y llorar. Había vuelto a elegir mal, el cómo, el cuándo, el dónde, incluso el quién fue un enorme error. Un precioso error...

sábado, 26 de noviembre de 2011

Para no verte tanto , para no verte siempre

Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin ti.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve
,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.


Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.



                                                                                                           Silvio Rodríguez






(Quería poner sólo una estrofa, pero cada palabra es precisa y reveladora. Hoy no puedo parar de escuchar esta canción.)

domingo, 20 de noviembre de 2011

El mañana me da miedo.

El mañana me da miedo. No, me da miedo lo que pueda pasar mañana. Me da casi tanto miedo como las casas sin libros. No confío en ellos como tampoco confío en la gente que no bebe por miedo a perder el control sobre cada mínimo detalle de su vida. Me inquietan tanto como la gente que sonríe demasiado o la que nunca sonríe. Me aterran las personas que no dudan, que nunca se equivocan y que están seguras de todo. Siento angustia como cuando no viene el autobús o las tallas están equivocadas. Más que nunca estar azul será estar triste, derrotado y engañado. Tengo miedo, tengo mucho miedo, el mismo miedo que el enfermo terminal que sabe cuándo va a terminar todo, el mismo pánico que el que sabe que siempre es posible empeorar. Me encuentro confusa cuando hay más gente en la calle por "la familia" que con camisetas verdes. Siento la impotencia del que no entiende al sexo opuesto y aun así lo ama, ¿qué tiene la gente en la cabeza cuando cierra el sobre antes de introducirlo en la urna?


Y a pesar de todo, intentaré ser optimista, al fin y al cabo es el acto más revolucionario hoy en día.

Y sí, mañana me despertaré con una alegre sonrisa y una actitud por estrenar (o al menos eso pretendo)

lunes, 14 de noviembre de 2011

Un grito, sólo un grito

Un grito, sólo un grito. Valdría con una palabra. Incluso un susurro. Un murmullo al oído. Así sabremos qué pasa. Sabremos que algo va mal, que necesitas una mano. Sabremos que un día quisiste dibujar un agujero y meterte dentro. Esconderte entre las flores y respirar. Mirar al cielo sin que ningún avión estropease las nubes. Sabremos que el agujero se hizo grande, que te perdiste dentro y que ahora no sabes salir. Que quieres salir. Que necesitas ayuda.
Durante esa parada en boxes: un chocolatito y unas pilas nuevas; podrás explicarnos qué pasó. Cuando te perdiste. Juntas encontraremos la solución a tanto problema irresoluble y volveremos a encenderte la sonrisa. Te darás cuenta de que tu agujero no es tal, que no estás sola entre tanto tela de araña y que tu casa está donde tú quieras ponerla. Te verás otra vez rodeada de abrazos, risas y bailes. De sueños por cumplir al otro lado de la pendiente y de muchas manos amigas dispuestas a acompañarte hasta el mirador, desde dónde los problemas se ven tan pequeños que apetece hasta volver  a bajar.
Sólo es eso un grito, una palabra, un susurro o un murmullo.



(Por esos amigos que siempre están ahí, estaremos ahí )

domingo, 6 de noviembre de 2011

Todos los demás

Tarde lluviosa…
Caminar tranquilo. Lento. Del que a mí me gusta, saboreando cada paso y cada zancada.
Gotas acariciando mis mejillas y deslizándose por mi cuello.
Nariz fría y ojos entrecerrados para evitar las gotas que cuelgan de mi flequillo.
El paraguas en el bolso, está bien ahí.
Voy puntual y pienso
Y lo veo todo claro:
Nada está ni estará nunca claro.
Recordare sus ojos y su sabor a tabaco y Gin tonic.
Recordaré su tacto y su abrazo entre las sábanas.
Tampoco podré olvidar aquel banco.
Su manera de mirar el reloj.
Sus caricias y su falsa modestia.
Aquella manera de bailar.
Miradas de admiración y desprecio.
Sus palabras, nuestro grito
su sonrisa y sus piropos.
Su giño de ojos, su mano a escondidas…
Su gesto inocente y nuestras competiciones
Su cara tras la ventanilla.
Recordare todos y cada uno de esos detalles
Y de algunos me enamorare.
Y entre tanta gente, lo vi todo claro.
Nada estará nunca claro.
Quién sabe si mañana…

(Muchas gracias por estar ahí, al otro lado de la pantalla, celebarando conmigo mi entrada número 100) :)

lunes, 17 de octubre de 2011

- ¿El último beso?
- El último.


(menos mal que volvió con el último abrazo)

martes, 11 de octubre de 2011

Sed de limón

             Bienvenidos al mundo
 las lágrimas escuecen,
en  la cama hace frío
 y los sueños te mienten. 

De recordar el momento
invento palabras
invento hasta besos
y pliego mis alas.

Qué difícil es odiar
cuando no sientes nada
cuando no hay respuesta
cuando sólo duele. 

Se desbocó la primavera
me perdí en verano
y ahora en otoño
se me cae la sonrisa.

La música piensa por mí
el viento se jode,
mierda y cuchara
me voy a dormir.

lunes, 10 de octubre de 2011

Se busca final para poema o lo que surja

Y aún no he podido
dejar de pensar(te).
Decir que he elegido
sería mentir(me).

Tal vez he tratado
de evitar el momento
quizás no quería
saber lo que siento.

Buscaba aclararme
y tuve pesadillas.
Tus besos confusos
aun me hacen cosquillas.

Me dejé llevar,
y me vi caer
sabiendo que el final
sólo puede doler.

 La Luna me mira,
brillo de silencio
las dos sin respuestas
borrachas de invierno.

Contradigo al silencio
y perdono hasta al cierzo
Bañada en sus ojos
me ahogué sin remedio.

Posada en la calle,
me entierro en la arena
perdí los principios
y el final del poema.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Yo prefiero la Luna

Me siento cobarde,
me quiero valiente
Tenerte a mi lado
sintiéndote ausente.

Querer volar alto,
por ser imposible.
Si tu das un salto,
no puedo seguirte.

Pensar(te) con mis ojos
sin siquiera mirar(te)
o inventarme que existes
sin poder tocarte.

Soñando con cuentos
me perdí en tu laberinto
de montruos violentos
de brujas sin instinto…

Subimos al cielo
desde aquella laguna:
tocaste una estrella,
yo, prefería la luna.

En estos asuntos
no hay sustitutos
O sientes, o siento
No hay más minutos

Obviando pasiones,
avanzamos distinto
Tomar decisiones
no es solo de instinto.

¿Cortarse las alas?
¿Volar los dos juntos?
¿Despedirse a las malas?
Prever el futuro...




lunes, 19 de septiembre de 2011

Marlene tenía nombre de estrella de cine.

Marlene tenía nombre de estrella de cine. Desde pequeña le habían dicho que valía para las tablas, que tenía estrella y que sin duda terminaría siendo alguien en el mundo de la farándula. Ella, inocente como era, los había creído a todos y había ido alimentando sus sueños y construyendo castillos sobre aquellas promesas y profecías de los que creían conocerla a ella y a su destino. La vida, sin embargo, no siempre sucede como a una le gustaría y Marlene había visto blanquear sus cabellos sin avanzar más allá del patio de butacas.


Ahora ya, esperando deslizarse hacia el fin de sus días, Marlene sentía la necesidad de vivir en aquellos castillos. Resultaba sorprendente que tras tantos fracasos y frustraciones todas sus ensoñaciones siguieran ahí, más definidas y esperanzadoras que nunca.

Todas las mañanas Marlene se levantaba temprano, arreglaba su casa, cocinaba y limpiaba las dos habitaciones que tenía alquiladas a un par de estudiantes de medicina. Después, se vestía con aquel vestido de bailar tangos que había comprado hacía años en el mercadillo de los miércoles, se pintaba los labios de color rojo y se perfilaba los ojos con carboncillo como su madre le había enseñado. Se recogía el pelo en un moño apretado y se calzaba sus zapatos de salón. Estaba realmente orgullosa de aquellos zapatos de baile, eran de color negro brillante y con una gruesa hebilla plateada la ayudaban a mantenerse sobre los anchos tacones. Eran lo primero que había comprado con su sueldo de limpiadora, allá por 1945, después de varios meses ahorrando y privándose de otros pequeños caprichos.

Después, salía a la calle y se pavoneaba por las empedradas calles de Aix les Bains camino del quiosco. Allí compraba el periódico y aunque nunca lo leía, pues hablaba de la realidad y hacía tiempo que a Marlene había dejado de interesarle, le gustaba el aspecto entendido que le otorgaba. Con los papeles bajo el brazo volvía a casa, se sentaba en su vieja butaca frente a la ventana y esperaba inmóvil hasta las siete menos veinte. A esa hora se ponía de pie y recorría con calma los diez minutos que separaban su casa del bar “Le Chat Noir” .

El dueño de “Le Chat Noir” era un viejo amigo de la familia y la dejaba bailar sin consumir nada. A las 7 de la tarde todos los días del año un pequeño altavoz emitía las notas bailarinas de tangos, bachatas, salsas y otros ritmos típicos del continente americano en el coqueto salón del local. Marlene como alma enloquecida pasaba las horas sola moviéndose al compás de la música. Rodeada de parejas de jubilados artríticos, la mujer destacaba con su danza privada y se deslizaba entre ellos inventando pasos e imitando aquellos de las actrices y bailarinas que había visto en las salas de cine. Las horas pasaban veloces cuando bailaba y hacía volar los volantes de su vestido negro. Mirarla inspiraba una mezcla de admiración y miedo que poca gente era capaz de soportar haciendo que todo el mundo terminara por apartar la vista de aquel ritual casi mágico.

Cuando las últimas notas doraban el aire, ya con la Luna sobre los tejados, Marlene cerraba los ojos e imaginaba día tras día los aplausos de un público apasionado y fiel que le lanzaba indistintamente piropos y rosas hasta el escenario de locura desde el que ella vivía su vida de estrella. Y es que Marlene tenía nombre de estrella de cine.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Poema de segundas despedidas

Y otra vez
volverse a partir,
volver a llorar,
volver a reír.

Y otra vez
extrañar lo de siempre,
lanzarse al vacío
seguir la corriente
avanzar por el río

Cerrar las maletas
llenar otro armario y
retener los momentos
que nos trajo el verano.

Vivir al compás
de tus propios acordes
Sin mirar hacia atrás
sin complicaciones.

Darse a la fuga,
cerrarse en canal.
Para un viaje largo
es mejor no parar.

Es irse con pena
y al llegar alegría.
Da miedo perderse
al caminar de día.

Cambios y suplencias
 disfrazados de madurez
que galantes te camelan
sin dejarte responder.

La duda, la eterna duda
la aventura y la emoción
la novedad y la angustia
al componer otra canción.

Cósete el corazón
que no se salga nada
confiando en la razón
hasta en la madrugada.

Cojo mi todo,
dejo mi parte,
arranca el motor
nos vemos en Madrid.


viernes, 26 de agosto de 2011

La chispa


Caminaba por las calles siempre con las manos abiertas. Ella buscaba ese roce suave y a la vez áspero que fuera capaz de encender la chispa. Acariciaba muros de ladrillo y cemento que solían herirle las manos hasta hacerlas sangrar, pero también chocaba con troncos de árbol tan antiguos que con un suave roce podían ilustrar siglos de historia. Abrigos de pieles o prácticamente deshechos, coches brillantes, barandillas, puertas, ventanales enormes y diminutos… ella sentía a través de las yemas de sus dedos hasta el mas mínimo pensamiento que cruzaba el aire.
Decir que nunca había amado era algo exagerado, ya que ciertas noches de luna llena había rozado la enorme esfera blanca logrando un leve chisporroteo que daba lugar a algunas estrellitas desconocidas para los astrónomos. También el roce con unas cuantas páginas era capaz de hacerla estremecer y de cortarle la respiración… A pesar de sus esfuerzos le costó años de búsqueda encontrar esa mano que con solo acercarse hacía que saltaran chispas. Lo que sucedió, sin embargo, fue aquello que ella ya sospechaba:
El día que encontró la chispa ardió entre las llamas hasta desaparecer.

sábado, 2 de julio de 2011

Volar

Lo más difícil no fue aprender a volar sino darse cuenta de que no podría sobrevivir para siempre en el aire. Tras un duro aterrizaje sobre un sauce llorón quedo gravemente herida en una de sus alas.Entre ramas, troncos y un sin fin de hojas secas quedó completamente perdida y desorientada obligada a vagar por los bosques de la tierra sin rumbo. Sólo le consolaba saber que una pequeña parte de su ser seguía en el aire, haciendo volteretas entre las nubes y vigilando desde arriba que no callera desde ningún precipicio.

viernes, 1 de julio de 2011

sus labios
los míos
mis brazos
vacíos

mi abraza
me dice
que no es todo mio
no  se…

suspiro
lo abrazo
le entiendo
charlamos

sería curioso
sería hasta extraño
me sorprendería
y quiero probarlo

jueves, 23 de junio de 2011

Parece que va a llover

Ella, española, madurita, pelo corto y negro (posiblemente teñido) y estilo moderno para su edad. Él, algo mayor que ella, lleva camisa, zapatos, pelo engominado y un encnatador acento argentino. Ambos esperan pacientes en la parada del autobús, ella habla con tono crítico de la juventud, comenta como en sus tiempos era necesario salir a la calle, en medio de una transición luchábamos por defender nuestros derechos. Él la escucha paciente y cariñoso, la abraza para retener sus recuerdos y comprender sus palabras, al fin y al cabo crecieron en mundo distintos dentro de un mismo planeta.
Llega el autobús y suben juntos, cada uno paga se paga su viaje. Ella se sienta, él permanece de pie a su lado con la mano en su hombro; miran en la misma dirección. Hablan en susurros, sonríen, comentan. El autobús va prácticamente vacío, pero aún así se hablan cerquita, en voz baja.
Siguiente parada. Él levanta la vista, presiona el botón de parada y besa suavemente en la mejilla a su compañera. Le dice algo, desde mi Mp3 el genio Sabina me impide escuchar sus palabras. El conductor frena, se abren las puertas, él se gira, se despide con la mano y baja del vehículo. Ella lo persigue con la mirada desde su asiento, se miran y se sonríen a través del cristal. Él continúa con paso tranquilo y mira al infinito con cara pensativa sin embargo no puede evitar que una breve sonrisa juguetona se le escape entre los labios dándole un aire adolescente al relato. Ella, con menos pudor, apoya la cabeza en el cristal de la amplísima ventana y sonríe abiertamente con cara inocente e ingenua, la misma que puso cuando su vecino le regaló una margarita a los 5 años.
Yo, mientras tanto, en mi asiento, con mi música y mis pensamientos, les deseo suerte en silencio. Después miro por la ventana; parece que va a llover.

miércoles, 22 de junio de 2011

EL verano tropezó y calló la gran tormenta.

El calor es agobiante y húmedo hasta el viento es como un aliento irrespirable que te rodea y no te deja abrir los pulmones. Llevamos tres días así. El Sol hace arder las barandillas, derrite el volante del coche, el sillín de la bici y hasta los arboles parecen mas susceptibles en estos días.
Pero esta noche algo ha cambiado, hace ya un rato que el cielo flashea como si millones de turistas japoneses la admirasen a una todos a la vez con sus pequeñas cámaras de fotos. De repente, una gota sobre el hombro, diez metros para llegar a casa y casi apetece ralentizar el paso para mojarse. Empaparse de vida, de energía de esa que chupa el asfalto hirviente de la calzada. Cuando llevar  un paso más lento sería igual a quedarme clavada en medio de la acera no me queda otro remedio que entrar en casa.
Una vez en mi cuarto enciendo mi pequeña ventana al mundo (la que tiene fondo de pantalla y el simbolito de Tuenti) y abro la grande (la que tiene cortinas y persianas). En cuestión de segundos tengo varias conversaciones abiertas y millones de gotas empapando los papeles de encima de mi mesa.
Pierdo el hilo de las charlitas y me concentro en un honorable caballero tripón que corretea bajo la lluvia con una bolsa de plástico en la cabeza y un paraguas del revés en la mano (siempre he pensado que en esta ciudad más vale una bolsa que un paraguas, sobre todo en caso de haberse hecho al permanente hace poco).
De repente se abren las nubes, el cielo grita, aúlla, cruje  y se rompe, se raja; como diría el gran sabio Obélix: cae sobre nuestras cabezas. Día, noche, noche día: los rayos, relámpagos y retruécanos iluminan el cielo a su antojo.
Y como una sacudida el agua ahoga los rayos y las penas en esta noche, la primera noche del verano.

martes, 21 de junio de 2011

Casualidades

-¿Crees en el destino y en las señales?
- Sólo cuando me viene bien, y ahora preferiría no creer.
-Si tú no crees yo no creo.
-Está bien, que le den al destino...
-Prefiero disfrutar de las casualidades sin depender de ellas.

O tal vez no tan solos...

Me siento extraña, inquieta, insomne y cansada
Quiero salir, correr, gritar. Saber y no saber.
Atreverme a desear que todo salga bien
¿Salir bien? Bien, mal. Mal, bien
Confusa, acelerada y perdida.
"Ten cuidado con lo que deseas…"
Me pierdo y no me encuentro; lo encuentro a él, a ella.
Demasiada gente y muchas heridas que no se curan con cerveza.
Falta un botiquín a prueba de telas de araña (de las que atrapan).
La suerte se esfumó,
¡fuera las pantallas!
Solos él y yo
O tal vez no tan solos…

lunes, 20 de junio de 2011

Finales felices

Me lías, me lío
Nos liamos
Yo contigo, tu conmigo
¿Será que encajamos?

Veredicto: ¿culpable?
Si enseñaban en clase
a ser razonable
me perdí en esa fase. 

Ya está aquí,
no me di cuenta
no lo vi venir
y ya no da la vuelta.

¿Me lanzo? ¿me aparto?
¿me asusto? ¿te rapto?
Tal vez charlemos un rato
y te despidas callado.

Me lías, me lío
Y yo llego de Madriz
Tal vez el poema no es mío
tal vez no es mi final feliz.

jueves, 16 de junio de 2011

El pasado en el camino

Cierro los ojos
y siento su caricia.
Entre nosotros
sólo avaricia
por mordernos enteros
con dulce pericia.

En fantasías: yo y tú,
en un fugaz encierro.
Sólo sueña la avestruz con
volar mientras me entierro.

Cabeza, corazón,
nuestros cuerpos ardientes.
Caos, confusión
y mucho miedo a la pendiente.

Buscando la buena suerte
me giré sin querer
y aunque no quise verte
no pude correr.

Miedo a reabrir heridas,
a los saltos al vacío,
a mezclar las horas dormidas,
a tu dolor;  al mío.

Confundir caminar hacia delante
con dar vueltas
con caer, ceder, rendirse
girando como veletas.

Los astros me guían
no sé lo que quiero
y los consejos me lían
bajo el aguacero.

Improvisar, reír, soñar,
seguir en el cuento…
¿Porqué adivinar
la dirección del viento?

sábado, 21 de mayo de 2011

Feliz día de la reflexión!

Hace ya varios días que me hubiera gustado reflejar con palabras todo lo que está pasando por mi cabeza en estos momentos de cambio tan sorprendentes. Nadie esperaba que tras una multitudinaria manifestación contra la crisis, la subordinación de los gobiernos ante los mercados, la precariedad laboral etc. un pequeño grupo (de lo que posteriormente pasaría a denominarse “indignados”) fuese a permanecer acampando en la puerta del Sol reivindicando la libertad de los detenidos por los disturbios del final de la manifestación.
El objetivo de este movimiento es hace audible la voz de cada ciudadano, da igual comunistas o anarquistas demócratas de diferentes tendencias, la cuestión es la individualidad, todos somos personas con capacidad para quejarnos y sugerir soluciones. En esta entrada voy a desarrollar una breve crónica de mi experiencia personal durante el día de ayer: 12 horas en Sol. Después de una semana acudiendo día tras día a la recién bautizada plaza de la SOLución no puedo sino sorprenderme de la creciente capacidad de convocatoria que envuelve al movimiento. De las 7 de la tarde a las 7 de la mañana de hoy pude ser testigo de cómo ideas compartidas y debatidas servían para juntar a millones de personas en un mismo espacio con un objetivo común, conseguir un mundo mejor.
Mi día comenzaba con un examen y una siesta y después, tras preparar una mochila con las cosas necesarias (móvil cargado, cámara, cuaderno, folios, celo, cuerda, mantas, sudadera, agua etc.), me dirigí a la Universidad (uc3m) dónde habíamos acordado reunirnos unos cuantos para crear un pequeña asamblea con profesores y alumnos. Por una fallo de coordinación la asamblea se realizó en la misma plaza y desgraciadamente nos la perdimos… Después, tuvimos la suerte de encontramos a uno de los profes en cuestión y charlamos durante dos horas sobre la universidad, el periodismo y el mundo en general: una gran conversación.
Una vez en Sol, cuando conseguimos salir a la calle por la puerta acristalada del Cercanías pudimos asistir al final de una asamblea. Cuando llegamos, una señora (de unos 6-y-pico) intentaba leer un texto mientras el resto de asistentes hacía el gesto acordado para pasar a la siguiente intervención. Debo reconocer que aunque me dio pena la mujer me alegró que el público tuviera un espíritu crítico para reconocer las aportaciones interesantes y así poder llegar a conclusiones concretas en las reuniones.
Con el transcurso de la noche la plaza de fue llenando hasta tal punto que hubo gente que sufrió golpes de calos y episodios de claustrofobia. La concentración se extendía por las calles adyacentes mientas los coordinadores comunicaban por megafonía el siguiente mensaje: “La policía nos ha informado de que no habrá un desalojo sino que se la intervención se iba a limitar a aplicar sanciones económicas  a los responsables de la movilización. NO HAY RESPONSABLES”.
La organización fue prácticamente perfecta teniendo en cuenta el número de asistentes. Cada comisión se encarga de un ámbito, incluso se creó una denominada: RESPETO, encargada de coordinar al voluntariado que recorría la zona asesorando sobre cómo actuar en caso de intervención policial y pidiendo una movilización pacífica, responsable y sin alcohol.  
Una pitada multitudinaria hizo que alrededor de las 12 de la noche todo el mundo se reuniera de nuevo en la plaza y durante un silencio ensordecedor las campanadas que anunciaban el nuevo día fueron lo único que se escuchó. Después con gritos, palmadas y cánticos se fue disolviendo la concentración y la gente o bien se instaló para acampar toda la noche, se fue a participar en alguna de las multiples asambleas convocadas o sencillamente se fue a casa a dormir con la agradable sensación de estar haciendo algo bueno y posiblemtente útil para la sociedad. Yo, asistí a una asamblea de la comisión de comunicación que me pareció bastante nteresante y hoy a las 7ymedia he llegado a mi cama con mucho sueño y una gran sonrisa de satisfacción.

Al terminar las 12 campanadas no pude evitar susurrar en bajito: FELIZ DE DÍA DE LA REFLEXIÓN!!
(Ya os iré contando cómo avanza la cosa)

Si queréis ver imágenes sobre el día de ayer en mi Flickr podéis encontrar parte de las fotos que hice.

miércoles, 18 de mayo de 2011

15M

Querría follarte,
incluso hacerte el amor,
sentirte, tocarte,
componerte una canción.

Hablar con mis vecinos,
decir lo que pienso,
sonreír por la calle
y caminar sin complejos.

Querría sacar lo que llevo
dentro de mi corazón,
rasgar mi garganta
para la revolución.

Revolución de sentidos,
sistemas y ruidos.
La miel en los labios
pero todos sentados

La gente se mueve,
despierta del sueño,
parece que duele,
que no estamos solos

Que somos vecinos,
amigos y hermanos
Que todos sentimos.
Que somos humanos.

Viviendo las calles,
levanta las manos,
tenemos poderes
y queremos un cambio

Hablamos de sueños,
de objetivos concretos,
alcanzar la Luna
llegando a un acuerdo.

Nos quitaron mucho
y aguantamos callados,
ahora llega el momento
de ir a recuperarlo.

Nos vemos en la puerta del Sol.

Acampadas por un cambio




Ya que los medios tradicionales publican los que mejor les parece por muy alejado de la realidad que esté os propongo ampliar vuestras fuentes en estos espacios (si conoceis más sitios que merezcan la pena no dudeis en dejas vuestros enlaces en los comentarios)
http://acampadazgz.blogspot.com/
http://emeferrara.wordpress.com/2011/05/18/acampadasol-tercera-noche/
http://tomalaplaza.net/

:)

martes, 22 de marzo de 2011

Vino rancio y tabaco

Todas las noches, cuando volvía a casa, se cepillaba el pelo con fuerza, casi con rabia. Quería deshacerse de todo aquello. Los malos pensamientos, la humillación y la soledad le enredaban el pelo y no la dejaba pensar.


No era la primera vez y seguramente tampoco la última. Se había sentido bien unos segundos, pero era placer y no felicidad; hacía tiempo que no sentía ambas cosas a la vez. De hecho, tras lo primero, solía sentir frustración y remordimientos… Su autoestima bajaba y subía con la velocidad de una montaña rusa y sus pensamientos avanzaban más rápido que sus zancadas cuando volvía, ya al amanecer, corriendo por las callejuelas.

Aquella noche se tiñó los labios de venganza y selló su cuello con tinta lasciva. Tal vez fuera por ser él quien era o simplemente por ser un “él”, o quizás por ser ella o por… ¿quién sabe por qué? Lo que más dolía, sin embargo, eran los recuerdos de otros besos, de los de verdad, de los que dejaban un tatuaje de interés y respeto, una caricia llena de amor. Los besos de los demás también parecían más reales y mejores. Los abrazos y las caricias de verdad tenían algo diferente, una esencia distinta. Ese sabor a melocotón y vainilla, muy distinto al que tenían sus besos, ahora de vino rancio y tabaco.

jueves, 17 de marzo de 2011

Sentir grande

A veces siento grande; también a veces siento mucho, poco, rápido, despacio, bien, mal, sola o contigo… Pero hoy, hoy siento grande. Me pasa a menudo. Me gusta, sobre todo, cuando lo que siento es felicidad, cuando tengo dentro del estómago como una enorme burbuja de energía tan poderosa que hace que hasta me duela la tripa. Lo mejor de todo es esa sensación, cuando me siento en paz con el mundo y admiro todo lo que veo, como si lo viese por primera vez, en esos momentos una sonrisa espontánea se instala en mi cara y soy incapaz de esconder mis sentimientos tras una máscara de seriedad.


Normalmente la música en directo, los paisajes, el arte y algunas personas hacen que me sienta así. Me llevan a pensar en todo lo bueno que es capaz de producir el ser humano. Por desgracia también la rabia me llena a veces, aunque hoy, hoy es la soledad. Es como una tristeza profunda, un vacío muy muy grande, más grande que el que se siente con la mente. Es una corriente de energía que me recorre el cuerpo y me eriza la piel y que sólo puede soportarse con un abrazo. De momento tendré que conformarme con abrazar mi almohada.
Tal vez os hable un día de esas cosas que hacen que sienta grande y sonría...

This is for the ones who stand
for the ones who try again
For the ones who need a hand
For the ones who think they can
(No puedo quitarme esta canción de la cabeza...)




miércoles, 16 de marzo de 2011

De estreno

Hoy estreno nuevo blog, un nuevo espacio donde contar nuevas cosas. La temática es bastante diferente así que este va a seguir en uso como hasta ahora. Por si os apetece pasaros a echar un vistazo os dejo aquí el enlace, espero que os guste!

(Me hocéis un favor también si me ponéis alguna crítica constructiva o sugerencia)

Las mujeres en los medios de comunicación.

sábado, 26 de febrero de 2011

Me pones.

Lo que más me gustaba de ella era cuando se le incendiaban los ojos. Solía ser una chica segura, independiente, risueña, inteligente... era perfecta. Pero lo que más me atraía de ella era precisamente su capacidad para deshacerse de esa máscara de perfección. Se rompía y se incendiaba bajo el tacto de mis manos.

Sus ojos, más rasgados de lo normal, y su boca entreabierta conseguían hechizarme. Lo mejor de todo era que sólo yo sabía prender su mecha y rasgar la máscara...

O al menos eso pensaba.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Las cuerdas de la guitarra

Cuando sus dedos se pasean delicados por las cuerdas de la guitarra mis sentimientos bailan descontrolados. A modo de marioneta él es capaz de accionar el mecanismo de mi sonrisa con sus notas. Su voz, su letra, su expresión concentrada, su mirada profunda... no puedo dejar de verlo en mi cabeza. Lo imagino hablándome sin parar en esa lengua que no acierto a comprender del todo pero que de su boca suena suave y melodiosa. Tengo ganas de cantar con él, de conocerlo, de darle un  beso...

lunes, 14 de febrero de 2011

- Imagínatelo


- Sería genial

- Tú…

- …contigo

- En una habitación enorme.

- Blanca.

- Eso es. Paredes blancas y diáfanas

- Y las sabanas también blancas.

- Y nada más

- Tú…

- Y tú.

- Los dos desnudos todo el día

- Sí…

- Escribiría poemas en tu espalda…

- Con aquella pluma que compramos en Londres

- Por todo el cuerpo… te llenaría de palabras, de ideas y de sueños de amor.

- Yo dibujaría tus curvas con la lengua y te borraría las dudas y los miedos.

- ¿Todos?

- Todos

- Recorreríamos juntos los pliegues de las sabanas y cantaríamos de felicidad.

- Me encantaría llorar contigo y mezclar mis lágrimas enamoradas con tu sudor.

- Tu aliento con sabor a ron con miel sería suave como las rosas

- ¡Eso es! Rosas, tendríamos todo lleno de rosas…

- Pétalos rojos, suaves y sin espinas.

- Sería genial

- Lo sería

- Te quiero

- Yo también te quiero

- Voy a echarte de menos

- Sería bonito un amor así

- Sería un sueño

- Me voy a trabajar

- Compra tinta para la pluma de camino.



sábado, 12 de febrero de 2011

SECRETO

- ¿Te ha visto alguien?


- Sí, me han preguntado, pero les he dicho que ya me iba a casa.

- ¿Deberíamos contárselo?

- Tal vez… aunque no me gustaría hacerle daño a nadie.

- Ya…

Él la besó suavemente aspirando esas últimas palabras. Qué importaban los demás. ¿Qué les iban a decir?... ¿les contarían lo de los besos? ¿Lo de los paseos? Tal vez entonces deberían buscarle un nombre a todo aquello. No. Era mucho mejor así.

Dejarse llevar suena demasiado bien…

miércoles, 2 de febrero de 2011

Sobre ruedas.

Cuando llega a Sol ya es casi de noche. Mira el reloj; cinco minutos antes de tiempo, sorprendente. Busca la estatua, se acerca y comprueba que todavía no hay nadie.


Pasea, piensa, cambia el peso de un pie a otro, mira el reloj, observa a los viandantes… espera. Hace mucho frío. El ambiente helador y el aburrimiento hacen que centre su atención en la actuación callejera más próxima. Tres chavales patinan sorteando unos pequeños conos de colores justo al lado de la fuente.

Es mágico, narcotizante. Él se toca el pelo, se coloca los pequeños cascos en los oídos, respira hondo y se inclina ligeramente hacia delante. Empieza el baile. Sus pies se mueven a gran velocidad siguiendo un ritmo y un compás desconocidos capaces de hipnotizarla. Ella se pregunta que estará escuchando… ¿Rock and roll? ¿Pop? ¿Música clásica tal vez? Su cuerpo gira, acelera, frena, sube, baja y se dobla sin el menor esfuerzo. Como si fuera de plastilina sus piernas de derriten y sus ruedas dibujas espirales y curvas sobre el frío suelo; todo resultado de ese trepidante ballet urbano. Sólo al terminar se aprecia un suave resoplido al ajustarse la camisa de cuadros rojos, blancos y azules que a ella tanto le gusta. Entonces él la mira, y ella rápidamente baja la vista y analiza las fascinantes baldosas del suelo madrileño. El juego continúa durante un largo rato. Ella alterna las miradas al reloj y al patinador a partes iguales, sus amigos todavía no han llegado. El ritmo frenético no disminuye, los chicos bromean y se arriesgan con distintas piruetas. Una caída. Una mirada. No importa, se levanta y vuelve a la pista.

Ella, apoyada en una farola cierra los ojos…

Se escucha una sirena de policía. Los chicos, alerta, frenan su actividad de golpe y se precipitan hacia sus mochilas para cambiarse de calzado y huir. No tienen permiso para estar allí… “No estábamos pidiendo dinero” dirán, pero de todas forman prefieren no tratar con policías. Los conos en la mochila, ellos calzados y de repente llega un coche con sirena. Guardan lo que queda precipitadamente y desaparecen mezclándose con la multitud que fluye por la calle Preciados.


Sólo ella se fija. Un patín ha quedado olvidado junto al bordillo. SU PATÍN. Se acerca cautelosa y lo coge. Un nombre y un apellido están grabados a navaja en el plástico desgastado. Lo encontrará, y como una Cenicienta posmoderna le probará el patín; sólo el chico de sus sueños sabrá utilizarlo para volar.


… vuelve a abrir los ojos. Ya han pasado cuarenta minutos, los turistas se giran al pasar para ver a los intrépidos patinadores. Ella maldice soñar despierta tan a menudo. De la boca del metro salen sus amigos y un montón de excusas por el retraso. Saludos, besos, “perdón por el retraso”, “hay que frío”, “¡qué guapa!”, “Adonde vamos ahora”… Y al irse, ella se gira, él se gira. Una sencilla sonrisa como despedida y en agradecimiento por compartir esos cuarenta minutos de retraso, baile, velocidad y miradas.





Lo mejor del Sol el brillo de la Luna _____ SÓLO CORAZÓN

 (Fito & los fitipaldis)

miércoles, 19 de enero de 2011

FIN!

Ya he terminado los exámenes... Por fin ha terminado la época de cafés, bibliotecas, estrés, angustia y aburrimiento. Y mañana... A CERDEÑA! :)

Feliz semana a todos!

__________________________________________________________________

Lo mejor del Sol el brillo de la Luna...

SOLO CORAZÓN

Fito & los Fitipaldis.

miércoles, 5 de enero de 2011

Peca, Gota.

Con los labios amoratados por el frío y las mejillas sonrosadas la niña Totó no dejaba de sonreír. Corría bajo la lluvia como si esa fuera su verdadera naturaleza. Era extraño verla correr por aquella parte de la ciudad. Los edificios, antes grises y descascarillados, parecía que se limpiaban con esa milagrosa lluvia. Hasta entonces yo no creía en milagros… ¡pero hacía tanto que no llovía por estas tierras! Incluso los árboles habían desaparecido y apenas quedaba gente en el barrio.


Al mirarla a la cara no pude evitar fijarme en las gotas que se resbalaban por sus mofletitos regordetes. Por cada peca, una gota. Peca, gota. Peca, gota. Peca, gota... Y ella, ajena al mundo que la rodeaba, sólo era capaz de escuchar el sonido de la naturaleza al chocar contra el suelo de asfalto…

Tras la lluvia, llegó el Sol y también el arcoíris; con él, el color; y con el color, la gente perdió, por fin, el miedo a salir a la calle. Los restos de la guerra se deshicieron por las alcantarillas. Se disolvieron en aquel mágico elixir que lloraban las nubes. Todo el mundo cantaba y reía. Lo celebraban.

Y yo, mientras tanto, desde detrás de mi ventana sólo podía pensar, hipnotizado, en la inocente niña Totó y en aquel rítmico “Peca, gota. Peca, gota. Peca, gota…”

martes, 4 de enero de 2011

Desorden

Los principios, en el estante de arriba, al lado de los finales y los medios. Las ideas, todas mezcladas en el viejo baúl de cobre; las buenas, las malas y las pasajeras todas ahí revueltas. Los cuentos y relatos, todos deshilachados con las palabras colgando e incluso alguna letra perdida. La ilusión, coja de una pata, era demasiado inestable para apoyarse en ella y la memoria, perdida y olvidada bajo un enorme montón de nada, hacía milenios que no se utilizaba. Las fotografías de la pared, las de los paisajes, las sonrisas y los besos habían perdido el color original y eran apenas un esbozo de lo que fueron. La maleta de los viajes había perdido un ala y estaba llena de polvo y telarañas. Las lágrimas y las carcajadas acompañaban el chirrido de la astillada puerta, tan mezcladas que era imposible distinguir un sonido de otro…


Todo era un desastre hasta que llegó ella. Rompió los postigos de la ventana para que volviera a entrar la luz, sacó una escoba y la obligó a dejarlo todo limpio y ordenado. Todo como en sus mejores años. Llegó a tiempo; justo antes de que ella misma se perdiera entre tanta duda.

Canon 1000D

lunes, 3 de enero de 2011

Miradas que atrapan.

Con los ojos cerrados muy fuerte Valentine latía su corazón y soñaba sus fantasías. Se perdían y se encontraban juntos entre las sábanas. Rasgaban las sombras del rincón con sus besos y rozaban los cuatro elementos a gritos. Se querían. Se querían saborear, derretir y fundir. Allí todo parecía eterno, perfecto, ABSOLUTO. Pero lo absoluto no existe, todo es etéreo e inestable. Por eso fue inevitable. El día que Valentine lo miró y se zambulló en sus ojos se ahogó sin remedio. Quedo entonces atrapada en su mirada para siempre.