Cierro los ojos
y siento su caricia.
Entre nosotros
sólo avaricia
por mordernos enteros
con dulce pericia.
En fantasías: yo y tú,
en un fugaz encierro.
Sólo sueña la avestruz con
volar mientras me entierro.
Cabeza, corazón,
nuestros cuerpos ardientes.
Caos, confusión
y mucho miedo a la pendiente.
Buscando la buena suerte
me giré sin querer
y aunque no quise verte
no pude correr.
Miedo a reabrir heridas,
a los saltos al vacío,
a mezclar las horas dormidas,
a tu dolor; al mío.
Confundir caminar hacia delante
con dar vueltas
con caer, ceder, rendirse
girando como veletas.
Los astros me guían
no sé lo que quiero
y los consejos me lían
bajo el aguacero.
Improvisar, reír, soñar,
seguir en el cuento…
¿Porqué adivinar
la dirección del viento?
No adivines nad, sólo siente y dejate llevar.
ResponderEliminarun besito