Soñábamos
con escribir películas y con cargar mochilas llenas de historias. Volamos del
nido pronto y seguimos volando y volando. Llegamos a vislumbrar nuestro destino
de lejos, pero nos faltaba viento y se nos cansaron las alas. Ahora, sueño despierta porque madrugo para “hacer Currículum” y los viajes son en
puente porque no tenemos derecho a vacaciones.
Estábamos
tan seguros de que no tendríamos tiempo suficiente… y ahora me convenzo con cada
madrugón frente al café de que si no es hoy, será mañana.
-– Si
no es ahora, ¿cuándo? – decíamos
La
palabra “ahora” ha dejado de sonar a aventura y vértigo; suena a
responsabilidad y a “lo quiero para ayer”.
Ahora, lo que suena a vértigo es la palabra “futuro”. También suena a sentimiento difuso entre miedo y oportunidad. Nunca pensé que la incertidumbre fuese a clavarse así de profundo.
La idea se ha quedado
congelada esperando a que alguna chispa le dé de nuevo a reproducir la cinta, esperando
a despertar para salir de la jaula. De esa jaula sin puertas en la que nos hemos (han) convencido que queremos estar. Pero yo recuerdo que no necesitaba el reloj y el
café, sólo, tras una noche de insomnio. Recuerdo escribir por placer. Yo recuerdo que quería volar y
perderme, pero ahora que me he perdido, no recuerdo cómo volar.
![]() |
Fuente: Noah Silliman, Unsplash |