lunes, 12 de abril de 2010

El primer beso.

Se escucha una canción en la lejanía, un desgastado David Bisbal se hace odiar en un bar cercano. El claxon de un coche rasga la noche y un mendigo que dormita en un banco cercano se da la vuelta complacido, como si soñase que se encuentra en un cálido y espumoso colchón.
En el rincón él y yo, solos. La triste luz de una farola le ilumina la cara; está más atractivo que nunca. Me he dado cuenta como al agarrarme con delicadeza de la cintura los demás se han ido dispersando a nuestro alrededor hasta que nos hemos quedado solos en el bullicioso bar.
-¿Te apetece salir a tomar el aire?- me ha sugerido aparentando seguridad. Yo he asentido tímidamente con la cabeza.
Una vez fuera colándonos entre la gente de la mano hemos llegado hasta esta esquina. Estamos los dos de pie, en silencio. Siento como si entre sus labios y los míos hubiese una corriente eléctrica que los atrae sin remedio. Me acerco a él, tanto que noto su aliento en mi oreja. Estamos uno al lado del otro, mirando como grupos de adolescentes como nosotros vagan de un bar a otro buscando esa prometida “diversión”. Me coge de la mano y yo acaricio sus suaves dedos uno por uno.
-¿No tienes frío?- le pregunto mientras me siento en el suelo y me acurruco dentro de mis sentimientos.
- La verdad es que un poco sí.
Se sienta a mi lado y me pasa el brazo por los hombros. Desde su cálido abrazo noto divertida como tiembla… Si está temblando de frío, de nervios, de miedo o simplemente de amor, eso realmente no lo sé. Yo miro fijamente la sombra de la farola en las baldosas medio agrietadas del suelo. Él me besa en el pelo y yo me giro despacio. En el momento que nuestros labios se rozan ya no hay nada que hacer. Es un beso lento que sabe un poco a ron y huele a chocolate; me fascina. Nuestros labios encajan como un perfecto rompecabezas. Ya no escucho nada más, solamente los latidos de nuestros corazones que se aceleran cada vez más acompañan nuestro beso. Sus manos me recorren y me acarician el pelo y el corazón. De vez en cuando se separa y me dedica una gran sonrisa, mirándome directamente a los ojos.
Lo más difícil no es el primer beso sino el último...


Sonreír es la segunda mejor cosa que puedes hacer con la boca. :)

8 comentarios:

  1. me gustan cómo describes las cosas, al detalle, como debe ser, esos cambios del tamaño de la letra, alegrar el día a la gente y el valse d'amelie (un amigo toca mucho a yann tiersen y siempre estoy deseando ir a su casa, tumbarme en el suelo y oirle ensayar) asique no me voy de aquí hasta que acabe la canción :)
    besitooos!

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  2. esas pequeñas cosas que a veces se hacen tan grandes.
    un saludo en la lejania.

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  3. Pequeños detalles, como los de Amélie. Tú, aparte de francesa, escritora, y no fracasada como Hipólito...
    Es seguro ya, este verano Saint-Raphaël me ve de nuevo..

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  4. Lo mejor de un primer beso son los 3 segundos de antes..es puta magia.
    Buena entrada! :)

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  5. Gracias =) Lo mismo te digo!
    Solo me ha dado tiempo a leer esta última entrada, pero ya iré leyendo todas!
    Muuá!

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  6. Me ha gustado mucho tu post. Es delicado y realista...como los besos.

    Siempre se habla del primer beso pero tienes toda la razón al decir que el más importante es el último, porque ya no va a haber más.

    Nos leemos.

    PD: Buena elección la de Yann Tiersen

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  7. Será coincidencia el final perfecto a la historia genial? Naah, esto fue obra premeditada: Touché

    Abrazo

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  8. no sabes cuánta razón llevas con esa última frase. Ojalá la gente sonriera más...
    Gracias por tu visita
    y este si que es un blog tan bonito...
    te sigo

    feliz martes 13
    bonita!

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Es mejor arrepentirse por lo que has dicho que por lo que no... :)