domingo, 11 de abril de 2010

El romper de las olas.

Me relaja mirar las olas que rompen enfurecidas contra las inmensas rocas del puerto… Primero un leve retroceso del agua como el de quien coge aire para soplar las velas de una tarta de cumpleaños milenaria. Después millones de minúsculas gotas se precipitan sobre los bloques de granito, que soportan la envestida sin ningún esfuerzo aparente.
Ante este descomunal espectáculo de la naturaleza no puedo evitar ver el símil…
El fuerte oleaje arremete contra las rocas, que aguantan sin moverse, como si el tema no fuera con ellas. Es como nosotros, los humanos que tratamos de aguantar sin perecer las fuertes envestidas de la vida. Aunque, como a las rocas, muchas veces parece que los problemas y las viejas heridas no nos afectan, en realidad, el degaste y la erosión hacen que finalmente nos diluyamos en el agua y desaparezcamos. Primero las rocas pierden sus afiladas aristas y se redondean sus formas haciendo que el agua simplemente resbale sobre ellas; este es el punto en el que a nosotros todo nos da igual, nos rendimos y dejamos de luchar. Es triste, pero es el primer paso antes de esfumarnos definitivamente sin dejar rastro.
Estos pensamientos me deprimen un poco así que cierro los ojos y me concentro en el sonido de las olas. Entonces lo comprendo, sí que hay una metáfora, pero no la he enfocado bien, es justo al revés.
Nosotros no somos una fría roca, somos agua.
Somos las fuertes olas que superan las trabas en su camino. Destruimos rocas al enfrentarnos a nuestros problemas y temores, no colamos por grietas y poros, saltamos y rodeamos obstáculos, fluimos. Somos capaces de adaptarnos; flexibles como un junco no cedemos ante barreras, presas ni rocas. Un sabio (no sé quién fue) dijo que no se le pueden poner barreras al mar. Estoy de acuerdo.




Cuando no hay nada seguro, todo es
posible
.

5 comentarios:

  1. me gustó tanto la metáfora del agua que erosiona...

    pero aun más me gusta pensar que somos ese agua fluyendo.

    Muac.

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  2. Somos agua que fluye aire que vuela..
    Me encantó.

    Lo de la botella, vente a Cantabria jeje yo te llevo a lanzarle al mundo la esperanza...

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  3. yo tambien suelo detenerme a mirar las olas. y lo que me produce es una mezcla de paz por un lado y por le otro sentir la fuerza de la naturaleza, implacable. exclente reflexion.
    un saludo en la lejania.

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Es mejor arrepentirse por lo que has dicho que por lo que no... :)