domingo, 9 de diciembre de 2012

Las luces de Navidad oscurecen el camino de baldosas amarillas. Molly muere de sobredosis de realidad. Parece mentira, Disney, el mayor asesino en serie y DVD.
Montañas de humo que ningún alpinista parece interesado en conquistar. Rabia. Miedo. Vértigo. Te preguntas cuándo dejó de ser divertido que alguien esté jugando contigo.
Vergüenza. Poder. El secreto te sube la autoestima en noches de alcohol y medias rotas. "Vuelas tan bajo que parece que andas" dice aquel loco mientras se hunde en el debate de siempre.
Y todavía siguen grabados todos aquellos besos. Besos que algún cobarde escondió para que nadie viese. Y las mariposas de sangre marrón mueren congeladas y caen suavemente sobre la nieve. Como cada anochecer se convierte en una siniestra figura de hielo. Nadie sabe todavía de quién es ese calor y ese beso. Y prometió no escribir más historias de amor.




1 comentario:

  1. Sea como sea, los besos que más escuecen son los que nunca se dieron...

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Es mejor arrepentirse por lo que has dicho que por lo que no... :)