Entonces nos creímos todo lo que
nos dijeron, pensamos que todo estaba hecho y que nadie podría con nosotros.
Poco a poco aprendimos a mirar al suelo, a sonreír sin ganas y a emocionarnos sólo con la publicidad. Confundíamos
amor con contrato y el sexo se convirtió en vocación. Ya sólo llorábamos en los
funerales y nos abrazábamos en finales
de fútbol. Se nos olvidó cómo susurrar cosas bonitas y empezamos a gritarnos. Sentíamos
ese cosquilleo en el estómago al sacar la tarjeta de crédito. Escribimos miles
de libros de autoayuda y nos olvidamos de ayudar a los demás. Hubo muchos
avances; inventamos las cámaras, Internet y la radio y por fin pudimos ocultar
esa mitad del mundo que no queríamos ver. Entonces el sistema quebró y en lugar
de inventar uno nuevo compramos tijeras.
Pero no podía ser, había que
hacer algo. Dejamos que nuestras madres nos lavasen la ropa para ir limpios a
la manifestación por la igualdad. Defendimos el planeta haciendo libros de
metal, pero no dejamos de utilizar países-contenedor. Cumplimos como ciudadanos
y gritamos todos los días al televisor. Y
cuando estábamos demasiado enfadados, quemábamos contenedores para denunciar los
árbitros comprados y los partidos perdidos nunca pensamos en denunciar a
aquellos que lo veían todo desde la tribuna.
A todos nos pasó.
Y qué rabia me da este letargo!! aaaaggghhhhh!!
ResponderEliminarLlegados aquí, igual no merezcamos la pena ni como raza, simples autómatas, manipulados en "el nada se puede hacer".
ResponderEliminarCuando el amor es prefabricado, el trabajo está en la cola del paro y el entusiasmo del cambio está emborrachandose con la desidia. Solo confio en que quede algo de cordura entre toda esta panda de zombies apantallados con el mundial.
Lovely post and blog!
ResponderEliminarLet's read each other?
Kiss from Poland, Poppy Miauczak :)