domingo, 7 de marzo de 2010

infancia perdida...

Correr. En su cabeza no había ya nada más. Correr. No podía parar. Correr. No debía cansarse. Tenía que correr, huir. Escuchaba sus pisadas, sus botas hacían crujir las hojas caídas, cada vez mas cerca. Correr. No sabía porqué pero debía continuar. Correr. Era lo más importante, correr. No debía dejar que lo cogiesen.
No era la primera vez que lo perseguían, incluso había sido secuestrado una vez. Los llevaban al bosque, lejos de sus casas, para que no pudiesen volver y los mantenían allí para entrenarlos como a soldados adultos. Elegían a los niños porque aprendían más rápido y porque no podían revelarse; además no tenían miedo, en el campo de batalla atacaban sin pensarlo. “Miedo” pensó él. Sí y tristeza, amargura, rabia, ignorancia, dolor, indefensión…sólo tenia 10 años y no sabía sonreír. Él había conseguido escapar pero sus amigos no habían tenido la misma suerte, uno había recibido varios balazos en el pecho. Y el otro haba sido obligado, por los propios rebeldes, a matar a su hermano, tras haberse negado, lo habían asesinado sin remordimientos delante de los demás niños, para dar ejemplo. Él había conseguido escapar en medio de la batalla; se había alejado a rastras y malherido hasta yacer en el suelo desmayado. Varios días después fue encontrado por un grupo de ayuda e introducido en un programa de reinserción. Pero seguía teniendo miedo .Se sentía solo, desamparado, como descalzo en medio de un mundo de piedras afiladas. Tras su vuelta no había logrado dar con el paradero de su familia. Por la mañana trabajaba cosiendo y por las noches iba a dormir a un centro, en el que lo protegían, junto con un gran número de niños, de posibles secuestros o agresiones. Echaba de menos el abrazo de su madre antes de acostarse, la sonrisa inocente de su hermana pequeña y el espíritu optimista de su padre. que repetía todos los días que la guerra acabaría pronto, que la paz estaba al caer.
Esa noche, de camino al refugio había oído sonidos extraños, había salido tarde del taller y recorría sólo el sendero, cinco kilómetros de trayecto, merecía la pena, pensó, no quería volver a sufrir algo parecido. A medio camino había visto un camión que le seguía y había comenzado a correr. Correr, ¿qué más podía hacer? Correr, allí no había nadie para protegerle. Correr. No podía detenerse. Había pasado mucho tiempo, seguía corriendo. Escuchaba sus pisadas tras él.”Más rápido” pensó. Correr. No era la primera vez que lo perseguían, pero esta era distinta. Estaba cansado. Siempre había que correr. Siempre mirando hacia atrás. No confiar en nadie, no tener amigos... o sí tenerlos, pero ¿hasta cuando? Despedidas, siempre despedidas. Mirando siempre hacia atrás. Miedo, mucho miedo. Aún en los momentos más felices había miedo, a perderlo todo de golpe, a quedarse solo otra vez, a sufrir más ¿Quién merecía eso? Era un niño, quería jugar, no tener responsabilidades, ni preocupaciones…ser feliz. No era su momento, aún no le tocaba ser valiente. De repente, dejó de correr. No lo había pensado pero no hizo nada por seguir, se negaba a luchar más, todo había terminado. Sus piernas se detuvieron y se derrumbó en el suelo exhausto. Se había rendido. Nunca más volvería a correr.



Eh, no tu indiferencia no tiene perdón,
¿quien te robó el corazón?


Ska-p

3 comentarios:

  1. Apaga la televisión.
    Niños soldado, que como tú bien has dicho sólo querían jugar, sonreír, pensar que la infancia también era parte de sus vidas.
    Por lo menos has demostrado que hay gente que se acuerda de ellos.

    ResponderEliminar
  2. "Viven entre ruinas y miserias.
    Salen a escondidas de su miedo
    Niños con armas, jugando a la guerra
    Revuelta de piedras y desolación
    ¡¡NO MIRAR ATRÁS!!"

    Vivir es más que bombear sangre, respirar aire y beber agua. Aún así, muchos niños serían felices sólo con eso.

    La cuestión es, ¿quién gana con la muerte?

    ResponderEliminar
  3. Apaga la televisión es una gran frase para esa canción.

    Y es que la revolución no va a ser televisada porque está en la calle: los cambios los hacemos nosotros, no lo hacen por nosotros y este tipo de problemas tampoco salen televisados al igual que muchos otros...

    Por suerte y como siempre, interesa.

    ResponderEliminar

Es mejor arrepentirse por lo que has dicho que por lo que no... :)