jueves, 2 de diciembre de 2010

Espejos rotos.

-Aquel curioso día de Diciembre, nunca lo olvidaré… hace ya mucho de aquello, tal vez meses, o años. Seguramente ocurrió hace varias décadas.


-¿Qué pasó abuelo? Cuéntamelo.

-Se rompieron los espejos.

-¿Los qué?

- Oh, es cierto, tú ya no llegaste a conocerlos. Un espejo es, como definirlo, es como una ventanita… sí una ventana. Pero en lugar de ver el exterior te ves a ti mismo.

-¿Y para qué sirve verse a uno mismo?

- Eso debió de pensar el genio de las mariposas porque todos se destruyeron aquel día. Recuerdo que yo estaba en la cocina, desayunando, cuando, de repente, se escuchó en el mundo entero el chasquido de infinitos cristales resquebrajándose. Algunos cayeron al suelo, otros se quebraron como el corazón de un enamorado no correspondido y los restantes se esfumaron sin más, desaparecieron dejando marcos, bases y mangos vacíos.

- ¿Y la abuela? ¿Dónde estaba ella?

- Estaba en el baño, era por la mañana y estaba pintándose los ojos y peinándose… cuando salió del baño, me harté de reír. ¡Qué imagen! Tu abuela con un ojo pintado y una enorme raya negra cruzándole el rostro gritaba asustada “¡yo no lo he tocado!, ¡yo no lo he tocado!”.

-Pero, ¿Por qué se pintaba los ojos?

- Lo sé cariño, ahora no lo entenderías. Antes acostumbrábamos a mirarnos hasta en los escaparates. Pensábamos ingenuamente que lo que nosotros veíamos en el reflejo era lo que los demás verían en nosotros. Nos maquillábamos, nos hacíamos agujeros por el cuerpo y nos pintábamos las piel… tardábamos horas en vestirnos. No contábamos con el brillo de la mirada, con el olor de la piel, con su tacto, con la sonrisa espontanea (muy distinta de la forzada para posar en una fotografía). No éramos consientes de la importancia que tienen el amor y el cariño. Ignorábamos la inteligencia, la conversación fluida, los besos, los abrazos y el sentido del humor, ese humor capaz de activar la risa y pintar una carcajada. El Photoshop era el rey y la gente sólo buscaba la fachada y la mentira. Era fácil dejarse llevar por la etiqueta… Se abandonaron los museos y los recuerdos; millones de fotografías pasaban por nuestros ojos diariamente pero no las mirábamos, las juzgábamos y la olvidábamos al instante.

- No lo entiendo abuelo, no entiendo ninguna de tus palabras.

- Es normal. Está bien, mejor… Bueno, se ha hecho tarde, mamá estará esperando abajo.

- Bueno vale, pero prométeme que terminarás de contarme la historia de los ospejos.

-Espejos, Dani, se llamaban espejos. Antes de irte. Mira, asómate a la ventana, mira el precioso paisaje que hay fuera.

-¿Para qué? Si se ve todos los días lo mismo…

- Tú sólo mira.




Prefiero mis pájaros a vuestras jaulas y mis ventanas a vuestros espejos. (Cita conocida gracias a LaLaLa... ¡gracias por inspirarme en la vida!)

3 comentarios:

  1. Me has hecho pensar...mucho. Eso de los espejos...

    Muy bonito tu escrito, si señora.

    Un beso.

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  2. Me ha encantado Irene! Es que siempre que vuelves, vuelves más mágica!
    te quiero mucho, y bien

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  3. Los espejos reflejan la realidad! bueno a veces!

    un beso

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Es mejor arrepentirse por lo que has dicho que por lo que no... :)